lunes, 23 de noviembre de 2015

SOT DE CHERA - CHULILLA

Desde la ermita de San Roque aparece Sot de Chera entre el Cerro Morrón y el río Sote (como aquí llaman al río Sot de Chera). Como en muchos otros casos, el origen de las palabras, su etimología, le viene como anillo al dedo. Sot viene del latín saltus; paso, estrecho. Chera, prerromano, significaba peñasco. Y así es; el río Sote se retuerce en pasos angostos en presencia del Morrón que sobresale entre otros accidentes orográficos. El río, que se llama Reatillo al salir del embalse de Buseo, cambia de nombre y serpentea hasta rendir sus aguas al río Turia. Ese mismo río que se encañona aguas arriba a su paso por Chulilla y que tendremos la suerte de acompañar en el final de nuestra excursión.

Salimos cuando tañen las campanas de la iglesia de San Sebastián por la recoleta plaza de Juan de Juanes y las estrechas y empinadas callejuelas que llevan a la carretera. Para evitar parte del camino de Cubillas tomamos una estrecha senda que sube en zig-zag hacia la parte alta de la sierra. A nuestra izquierda podemos ver el mirador del Cerro Morrón. Entre olivos sorteamos la sierra para comenzar el descenso, algunas veces difícil, que nos lleva al Barranco de Vallfigueras. Tenemos Chulilla al frente a medida que nos adentramos en la umbría del estrecho con las paredes del Cerro Negro a nuestra derecha. Cambiamos de vertiente para remontar el barranco; aunque no lo parezca estamos en la vereda de Castillo, paso de ganado en busca de mejores climas.

Hacemos una parada en el lecho del barranco y damos opción a visitar las pinturas rupestres cercanas. Ahora viene un tramo bastante divertido antes de tomar la pista del embalse. Desde el collado ya se divisan sus aguas. Loriguilla regula las aguas del Turia antes de llegar a terrenos más estrechos y peligrosos. La bajada es agradable con las aguas del pantano mecidas por un fuerte viento. Llegamos a la zona de la presa con algún susto debido a las piedras sueltas. Nada grave afortunadamente. Desde aquí nos adentramos entre las paredes dominadas por los escaladores y el río. Es la denominada Ruta de los Pantaneros.

Cuando la construcción del embalse, los trabajadores realizaban este itinerario desde Chulilla; de ahí su nombre. Por otra parte, los gancheros bajaban la madera hacia Valencia salvando estos peligrosos tramos. Se dice que los más hábiles procedían de la cerca Chelva y que eran muy buscados por su gran pericia en el paso de los tramos más peligrosos. En cualquier caso, sea por los pantaneros o por los gancheros, viene bien recordar lo difícil que eran muchos de los trabajos de aquella época no tan lejana.

Volvamos a la excursión que ya me he ido por las ramas, o mejor dicho por las paredes. Bajamos hasta el cauce buscando un lugar para comer. Paramos junto al primer puente a reponer fuerzas. Como no hay café a mano ni un poco de vino, abreviamos y nos ponemos en marcha. Pasamos el primer puente y tomamos las escaleras que llevan al segundo. Algo más alto y empinado que el anterior en el que formamos una buena cola. Entre risas y algún canguelo llegamos a la parte alta del río. Esta última parte de la excursión es bastante cómoda y nos permite disfrutar de unas vistas extraordinarias sobre el cauce y el cercano Charco Azul.

Volvemos a caminar entre olivos para llegar a Chulilla y poder disfrutar de un rato (frío) para visitar la población y tomar algún refrigerio (o dos). Fotos de Ramón AQUÍ  y de Sendeando AQUÍ.

En esta ocasión hicimos dos sorteos. Los bastones obsequio de DEPORTES ALVARADO recayeron en José Luis F. y el tubular Sendeando en Inmaculada P. Enhorabuena y que lo disfrutéis.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

CUENCA

La Serranía de Cuenca es un interesante territorio que merece ser visitado más concienzudamente. En esta primera aproximación comenzamos por Uña, en la Serranía Media. Esta población está situada entre el río Júcar y la Laguna. En realidad la Laguna de Uña es el resultado del aporte de aguas de los canales del embalse de la Toba y del río Rincón. Fue creada artificialmente para depósito de agua y piscifactoría. En cualquier caso, su situación al pie de Cerro Candalar aporta al paraje una sensación de tranquilidad que contrasta con los cortados producto de la erosión milenaria.

Comenzamos la excursión junto a la piscifactoría para comenzar la subida por el Escalerón. El camino asciende entre sinuosas lazadas hacia la parte alta de la sierra. Al llegar a la parte alta solo tenemos que pasear por la pista y disfrutar de las espectaculares vistas que se nos ofrecen a nuestra izquierda. Cruzamos algún barranco, nos adentramos en el pinar, paramos en alguno de los miradores, seguimos caminando,... ¡Qué buena vida! Para bajar hacia Uña nos queda la parte más emocionante del recorrido, la Raya. Este camino aprovecha las caprichosas formas que la naturaleza ha ido realizando para atravesar los cortados y facilitarnos el descenso hacia la laguna. Es el momento de reponer fuerzas antes de terminar el recorrido.

Fotos de Ramón AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.

En el desplazamiento a Las Majadas hicimos una parada en el lugar conocido como El Ventano del Diablo. Es un mirador excavado en la roca con vistas hacia el río Júcar. Cuenta la leyenda que fue realizado por el diablo para atraer a los visitantes. Estos quedaban prendados por las vistas hasta tropezar y caer al abismo. Actualmente una oportuna barandilla hace más difícil la caída pero las vistas siguen siendo impresionantes. Fotos de Ramón AQUÍ.

Seguimos camino hacia Las Majadas para realizar un interesante recorrido por Los Callejones. Es uno de los lugares más relevantes de La Serranía de Cuenca. Estas rocas, llamadas dolomías, están formadas por carbonato cálcico magnésico y son solubles al agua.  El agua circula por la rocas y va formando una serie de surcos alargados. A medida que continúa este proceso, estos surcos se van ensanchando formando pasillos y callejones. Al final del proceso estos callejones se ensanchan formando plazas y laberintos singulares. Nuestro paseo consistió en ir recorriendo estas formaciones siguiendo un itinerario señalizado. Pudimos transitar por estrechos callejones y rodear estas formas caprichosas imaginando figuras conocidas.

Fotos de Ramón AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.

Para el domingo teníamos preparado un recorrido que combina el espacio natural y urbano de la siempre espectacular ciudad de Cuenca, Patrimonio de la Humanidad. Desde el hotel nos dirigimos a la Junta, lugar donde se unen las aguas del Júcar y del Huécar. Caminamos a los pies de la ciudad y por un camino construido sobre las aguas del río hasta cruzarlo por una pasarela. Comenzamos la subida por el Camino de San Julián. Estamos en la parte alta de la hoz sin perder de vista la ciudad que tenemos situada al otro lado del río. El sendero va ganando altitud y alterna zonas despejadas y zonas de pinar. Llegamos a la ermita de San Julián el Tranquilo, Patrón de Cuenca. Una vertiginosa bajada nos lleva a la orilla del Júcar que cruzamos por otra pasarela en el lugar conocido como las Grajas. 

Cuenca es la pasión del vértigo (F. Muelas)
Situados en la vertiente izquierda del río iniciamos el regreso a la ciudad. Primero lo hacemos al nivel de las aguas hasta el paraje de San Juan de la Ribera, donde iniciamos una corta pero intensa subida. Seguimos en la misma dirección pero las vistas cambian. Al poco tiempo llegamos a la Ermita de la Virgen de las Angustias. lugar muy querido por los conquenses. Desde aquí callejeamos para llegar a la Plaza Mayor donde destacan la Catedral y el Ayuntamiento. Tomamos la Ronda Julián Romero en dirección al Castillo. Hacemos una parada para admirar la antigua Posada de San José antes de llegar a la muralla. Pasamos por el lugar más estrecho de Cuenca donde podemos admirar las dos hoces; a nuestra derecha la del Huécar y a nuestra izquierda la del Júcar.

Tras un rato libre para descansar, refrescarnos y admirar las vistas, continuamos nuestra excursión. Desde el mirador podemos ver el Parador, el puente de San Pablo y las famosas Casas Colgadas. Nosotros bajamos por una estrecha senda hacia los restos de la antigua casa del poeta Federico Muelas. Ahora transitamos entre huertas hasta llegar a la calle Canónigos y adentrarnos en una ciudad de calles estrechas y silenciosas. Los turistas quedan arriba, junto a la Catedral, todos juntos para no perderse. Nosotros terminamos el viaje reunidos alrededor de las mesas del mesón el Roble. Brindamos por Cuenca, por los excepcionales guías Ramón  y Tere y, por supuesto, por nosotr@s.

Fotos de Ramón AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.

lunes, 9 de noviembre de 2015

ALCOI - AGRES

MONTCABRER DESDE PLA DE LES VAQUES
El Montcabrer (1.390m) es la tercera cima de la provincia de Alicante y es el punto más alto de la Serra de Mariola (Parque Natural). Mariola es un paraíso para las plantas medicinales y aromáticas y es uno de los lugares donde se fraguó la larga tradición montañera en nuestras tierras. Conviven profundos barrancos con suaves laderas; restos de antiguas industrias con pozos de nieve (caves); especies tan amenazadas como el tejo con una numerosa colonia de buitres.

Nuestro recorrido unía Alcoi, en el sur de la sierra, con Agres, en el norte; con el aliciente de subir al techo de la sierra. La primera parte recorre el Barranc del Cint, posiblemente uno de los lugares más característicos de esta parte de la sierra. Hemos dejado atrás la esbelta chimenea del Teular del Llonganiser, antigua fábrica de tejas. Pasada la parte más angosta, se suceden las masías y campos de cultivo. Pasado el Mas dels Capellans empezamos a ver los efectos del último incendio. Llegamos al Coll d'en Sabata, donde hacemos una parada para recuperar fuerzas y disfrutar de las vistas.
Cambia el paisaje y comenzamos la dura subida hacia el Pla de les Vaques y les Penyes Monteses. Nuestra cima está ahí cerca. Ya podemos ver la última rampa que nos llevará a tocar el  vértice geodésico,... y sus cabras. Nos juntamos con otros grupos que también quieren disfrutar del día soleado que tenemos y de la extraordinaria panorámica que podemos contemplar.

Empezamos la bajada y paramos a comer en un pinar en una zona denominada Les Saleretes. El sol invitaba a una buena sobremesa con siesta incluida. Repuestos de la subida llegamos a la zona de los pozos de nieve. Visitamos la Cava Arquetjada o Cava Gran, en perpetua rehabilitación. Después nos acercamos a la Cava de l'Habitació, de más modestas dimensiones pero en buen estado. Pasamos junto al abandonado refugio Montcabrer y comenzamos el fuerte descenso por l'Ombría de Agres.  El camino está muy húmedo y las rocas muy resbaladizas, por lo que tenemos que extremar las precauciones.

Cruzamos un barranco y llegamos a las inmediaciones del Castell de Agres y el Convent. Del primero quedan algunos lienzos de muralla y del segundo, el santuario de la Mare de Deu del Castell d'Agres y el Convento Franciscano. Aunque lo que destaca es bosque otoñal que los rodea. Callejeando llegamos a Agres. Si miramos atrás la sierra está envuelta en nubes. Vuelve a ser el hogar donde los buitres vuelan en silencio y la soledad llega a sus cimas y barrancos.

Fotos de Toni M. AQUÍ, panorámicas de Alberto I. AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.

No me olvido comentar que sorteamos los bastones de DEPORTES ALVARADO. Fueron a parar a las manos de Jorge B., debutante con nosotros. Enhorabuena.