miércoles, 29 de agosto de 2018

BABIA GÓRA


La tarde anterior nos trasladamos de Cracovia a nuestro hotel en las montñas de Zawoja. Un alojamiento muy cómodo y con unas excelentes vistas sobre el Parque Nacional de Babia Góra, en los Beskides. Comenzábamos con las rutas de senderismo. Quizá por la “facilidad” de encontrar mano de obra “barata”, quizá por el amor al trabajo bien hecho… El caso es que las sendas polacas se distinguen por su pavimentado. Metros y más metros de losas de piedra ayudan al senderista a caminar por el monte. Será por abaratar costes o por otros motivos, su trazado de ascenso abandona completamente la idea del zig-zag al que estamos acostumbrados. Si hay que subir, se sube lo más directo posible que la piedra está muy cara. Para suavizar la subida, la trazamos por la cresta y así están venteados. El que se queja es porque quiere. Y allí estábamos nosotros, subiendo sin más, con unas vistas espectaculares a cada lado y con unos miradores estratégicamente situados para que no nos revienten los pulmones. Por lo demás, un verdadero disfrute avanzar sumergidos en un espeso pinar y ganando altura. A nuestra izquierda Eslovaquia y a nuestra derecha Polonia.

El pico de Babia Góra (1.725m), también llamado Diablak, es el más alto del Parque. En el descenso pasamos por el refugio Markowe Szczawiny hasta llegar al Parking de Markowa. Aproximadamente 12 kilómetros y un desnivel de +750m / -1.000m. No está nada mal para empezar.

En Zawoya estuvimos alojados en el hotel Beskidzki Raj, un lujo.

Fotos de J. Pascual AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.

CRACOVIA

Después de un cómodo vuelo directo desde Valencia, empezamos nuestro recorrido por tierras de Polonia y Eslovaquia del mes de agosto de 2018.

Accedimos al casco antiguo de Cracovia, la antigua capital de Polonia, por la Barbacana y la Puerta de Florián; antiguos restos de la ciudad medieval. La antigua muralla fue demolida a principios del siglo XX, su foso cegado y en su lugar se trazó el parque Planty, anillo verde que rodea la ciudad antigua. Por la calle de Florián se accede a la enorme plaza de Rynek Glowny, corazón de la ciudad, siempre llena de gente, de carruajes, de músicos, de terrazas para ver y ser visto… Los edificios más bellos parece que luchen entre sí para asomarse a este grandioso lugar. En el centro la Lonja de los Paños, al sur la Iglesia de San Adalberto, al oeste la Torre del Ayuntamiento y al este, poderosa, la Basílica de Santa María. En ella destacan su altar mayor, la octava maravilla del mundo para Picasso, y el toque de corneta que se repite cuatro veces cada hora en punto. 

De la Plaza del Mercado a comer. Primer contacto con los pierogi; pasta rellena queso, patata, carne… Después de la comida, visita al Collegium Maius. Edificio gótico del siglo XV que formaba parte de la Universidad de Cracovia. Pudimos contemplar el magnífico patio porticado y escuchar el carrillón del reloj. Desde aquí, por la monumental calle Grodzka, llegamos a la colina de Wawel. Nos hicimos una idea del conjunto arquitectónico donde destacan el Castillo Real y la Catedral. Rápidamente seguimos la visita hacia el barrio judío de Kazimierz y vuelta al hotel a cenar.

Al día siguiente, ya por nuestra cuenta, empezamos la visita en el barrio de Podgórze. Tristemente conocido por albergar el gueto en el que los alemanes hacinaron a los judíos polacos antes de llevarlos a los campos de exterminio. Sobrecogen los restos del muro, la plaza Bohaterów Getta, la fábrica de Schindler… Desde ahí al barrio Kazimierz con visita a la sinagoga y cementerio judío de Remuh. Por la iglesia de Santa Catalina llegamos a orillas del río Vístula para acceder a Wawel y su famoso dragón.

En Cracovia estuvimos alojados en el hotel Wyspianski cercano al casco antiguo.

Fotos de J. Pascual AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.