Bonita excursión para acceder al techo de la provincia de Alicante. Aitana es un fabuloso mirador sobre la montaña alicantina y, en cierta manera, protector de los valles que la circundan. Esos valles donde "se refugia la primavera". En nuestro caso salimos de Confrides, en la parte alta del valle de Guadalest.
La primera parte recorre numeroso bancales y fincas de secano. Cruzamos el barranc de Matxelis con las peñas del mismo nombre al oeste. A medida que ascendemos va apareciendo el Castell de Confrides o d'Alforfra. Su silueta característica sobre un peñasco domina todo el valle. En la Foia del Pi cambia el paisaje para internarnos en una extensa pinada en la umbría de la Sierra. Poco a poco accedemos al denominado Pla de la Carrasca hasta llegar al Clot de la Font de Forata. Aquí empieza lo divertido.
Subimos por una senda zigzagueante junto al Morro Farrungo. La primera parte sobre tierra muy deslizante sortea el frondoso pinar. La última parte avanza sobre la roca cimera hasta la parte alta. En este caso el vértice geodésico nos está vedado por el uso militar de una parte de la sierra. Pese a las nubes, podemos disfrutar de las estupendas vistas. Obviando las antenas, destacan el Puigcampana y el Ponoig. La Serra de Bernia y, hundiéndose en el mediterráneo, el Penyal d'Ifac. A nuestra espalda la Serra de Serrella y de Xortà, el castell de Guadalest y un mar de montañas.
Tras disfrutar de las vistas continuamos un rato por la cresta de la Sierra para descender junto a las Simes de Partagat y el Pas de la Rabosa. Comemos junto a la Font de Forata y comenzamos el descenso. Pasamos junto a la Font de l'Anouer y el Runar de Partagat. Este último llamado así por recoger todas las rocas que se desprendieron de la Sierra. Llegamos a la generosa Font de Partagat y nos disponemos a seguir el camino asfaltado con resignación. Afortunadamente están realizando un sendero alternativo que hace mucho más agradable el descenso hasta Benifato. Entre cerveza y vinito nos dicen que somos más los visitantes que habitantes hay en la población. No está mal terminar así una excursión.
En esta ocasión los bastones que sorteamos gracias a DEPORTES ALVARADO fueron a parar al amigo Paco Pepe. Durante las cervezas post excursión las estuvo pidiendo, casi rogando. Todavía no me han tocado, ya va siendo hora,... El que no llora no le tocan los bastones.
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