martes, 10 de septiembre de 2013

ALTOS ALPES (y IV)


La excursión del 12 de agosto nos llevó al valle de Valgaudemar, concretamente a La Chapelle, y seguía las marcas del GR-54 Tour du Vieux Chaillol; tanto en su trazado principal como en una de sus variantes. Se empieza con una fuerte subida hasta la aldea de Les Portes, inicio de otras magníficas excursiones por la Navette y la cascada de Buchardet. Al llegar a la aldea, tomamos dirección oeste para adentrarnos en un espeso bosque de caducifolias. El sendero es bastante estrecho y en algunos momentos hay que caminar muy concentrado. Como recompensa las vistas sobre el valle son espectaculares. Seguimos nuestro recorrido hasta tomar la senda que lleva a los lagos de Petarel y que nosotros seguimos en dirección a les Andrieux, en el fondo del valle. Desde aquí hay que remontar el río de La Severaisse hasta volver a la Chapelle. Fotos AQUÍ.
Y casi sin darnos cuenta llegamos al último día de estancia en Gap. Lo dedicamos a visitar los alrededores de la ciudad que nos había acogido durante estos días y poder realizar las últimas compras. Por la mañana visitamos Charance. Se trata de una antigua propiedad cercana en la que se sitúa un castillo con sus jardines, lago, etc. En la actualidad es uno de los pulmones de la ciudad y en ella encontramos una de las casas del parque de Ecrins, exposiciones y numerosos senderos que recorren el maravilloso bosque. Después de un corto paseo, volvimos a Gap para comer y realizar alguna visita pendiente. Por la tarde tuvimos la suerte de poder asistir a uno de los conciertos de órgano que se programan en la Catedral de Gap. En esta ocasión corrió a cargo de Pierre Mea, organista de la catedral de Reims y que nos ofreció obras de Bach, de Grigny, etc. Fotos AQUÍ.
Y con esto llegamos al final de nuestro viaje de agosto. En esta ocasión el fue el amigo Pepe Albors el agraciado en el sorteo de dos bastones telescópicos que nos regala DEPORTES ALVARADO. Hasta pronto. 

Añado el comentario que ha escrito Rosa Carpio, una de las excursionistas, sobre este viaje. Poco puedo añadir, solamente darles las gracias por su compañía y amabilidad.


Después de la crónica diaria realizada por Emilio de cada una de las rutas, de los pueblos y lugares de interés visitados, resulta difícil añadir algo nuevo a sus detalladas descripciones. Sólo me queda resaltar los buenos ratos compartidos como resumen a diez días de recorridos alpinos

Es nuestro último día, martes 13 de agosto, hemos dejado la mochila y las botas y cambiado por unas deportivas para visitar Domaine de Charance, un hermoso espacio natural en Gap donde se encuentra el centro de interpretación del parque nacional des Ecrins. Inmensos hayedos se extienden entre senderos y cauces de agua. Hay ardillas y serpientes, (se me ha cruzado una rozándome los pies…qué susto!).

La temperatura es fresca, el día despejado, las sendas amplias y fáciles. No pesa la mochila y paseamos tranquilamente. Atrás se queda el recuerdo de las tortuosas y empinadas sendas, del esfuerzo y el cansancio, del calor,… pero también de las impresionantes cascadas, de los hermosos paisajes, de las altas cumbres recortadas en un cielo resplandeciente, de los ríos y puentes,  las verdes praderas, las pintorescas fuentes hechas de troncos, de las flores que embellecían cada rincón en los pueblos y casas de madera.

Nos dirigimos luego a Gap para comer y los adictos al queso, hacer compras para llevar a casa aunque sea en la furgo recalentada en el viaje de regreso de 10 horas, por supuesto antes parada y cervecita en una pintoresca plaza. Luego comida, hoy toca restaurante. Lo hacemos en un Italiano,  tanto las pizzas de mis compañeros  como los espaguetis que yo me pedí, estaban contundentemente condimentados, pero la cerveza y la ensalada, buenísimas.

La jornada continua con un concierto de órgano en la catedral de Gap. Ha coincidido con el ciclo programado, en este martes a cargo del organista de la catedral de Reims. Todo un lujo en el bello marco de esta joya arquitectónica.

El  último día ha finalizado como en los anteriores, con una copiosa cena y las atenciones de madame “Le Karine o madame moscatel”, según Pepe.

Regresamos contentos, aunque con la nostalgia de los buenos momentos, los bellos paisajes, las cervecitas en la terraza del pueblo al finalizar la ruta diaria, el” sunsilk y el sangonera” de Pepe, las marmotas y marmotines, la lluvia de estrellas, la gran cascada; y por supuesto la bandeja de quesos con los que nuestra entrañable anfitriona nos deleitaba cada velada. Mención especial el “Potage”, que Emilio y Rosa degustaban como entrantes, a la exquisitez del buffet d’hors- d’ euvre y les desserts.... ¡Qué helados de chocolate!

Gracias a los consejos y el buen trato de nuestros guías. A la habilidad de Vicente que condujo la furgo por estrechas y tortuosas carreteras y a la sabia prudencia de Emilio para reconducirnos al buen camino cuando la senda elegida se mostraba impracticable.


¡Nos volveremos a ver en nuevas rutas!  Hasta pronto

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