Es muy posible que Cortes de Arenoso reúna muchos de los ingredientes que hacen del senderismo una actividad cultural de gran importancia. Más allá del innegable beneficio físico, caminar por estas sierras solitarias ayuda a fortalecer la mente y engrandecer nuestra cultura. En los confines del antiguo reino, esta población se sitúa junto a un barranco. Aunque hoy viva en gran parte de embotellar el agua de sus fuentes, en otros tiempo sirvió para alimentar sus herrería y fábricas textiles. Estas últimas consecuencia del paso del ganado trashumante proveniente de tierras aragonesas.
Ya de camino, nos adentramos en importantes bosques de carrascas. Testigos del incesante trajín del carboneo que alimentaba sus fraguas. Diseminadas entre estos bosques aparecen grandes masías. Cada una de ellas nos muestra un número importante de edificaciones que denotan un pasado rico. Una riqueza que provenía del esfuerzo físico, del trabajo de sol a sol de cada uno de los miembros del Mas. Las fuentes cercanas a ellas se encuentran en un estado de abandono total. No sabemos si a consecuencia de la sequía que sufrimos desde hace unos años o en beneficio de planta embotelladora. Seguramente será una suma de estos y otros factores.
Aunque el bosque de carrascas se encuentra salpicado de grupos de robles, es junto a la masía de Pellejas y el barranco de la Garranchosa donde forma un autentico bosque. Es el quejigo o roure valenciá, el dominador de este lugar. Algunos ejemplares son de gran porte y de una importancia enorme en la diversidad de nuestras montañas. El sendero que se adentra en este pequeño bosque es encantador. Desde él se divisa el barranco sobre el que se escalonan los diferentes bancales y en lo alto, la masía. Con una vista espectacular sobre el paisaje que le rodea.
Caminamos también por antiguas vías pecuarias, nuestros azagadors. En algunos momentos nos encontramos rodeados de muros de pedra en sec entre los que han circulado los rebaños en sus rutas de trashumancia buscando pastos más adecuados. Podemos distinguir algún abrevadero, algún descansadero y algún contador. Aprovechamos este último para hacer un pequeño descanso y alguna que otra risa. Hace un día magnífico de otoño y nos podemos permitir estos momentos de relax.
Al fondo ya se distinguen las blancas casas de la aldea de San Vicente de Pidrahita, nuestro destino final. Lo que al principio solo fue otra masía, la agrupación de varias de ellas y su ubicación, la convirtieron en una unidad territorial dependiente de Cortes de Arenoso. Su situación en el collado de Piedrahita y la visita del santo viajero, dieron lugar a su nombre actual.
En esta ocasión el sorteo de bastones telescópicos obsequio de DEPORTES ALVARADO fue para Juan H. que seguro les dará un buen uso. Enhorabuena.
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