HOTEL MESTRE |
Con muy buen tiempo y mejor humor comenzamos el viaje de Semana Santa hasta la Ribagorza. Sería mejor decir las Ribagorzas, ya que estuvimos siempre a caballo entre las dos comarcas homónimas de Aragón y Catalunya. Montañana fue nuestro primer destino; caminar por sus calles es un encuentro continuo con la piedra y la madera. Subimos a la Torre de las Eras para tener una vista conjunta de la población. Utilizamos un antiguo camino carretero para bajar al entorno de la Ermita de San Juan de Soliveta. Cruzamos el río para llegar hasta la iglesia de Nuestra Señora de Baldós y, finalmente, caminamos junto al Barranco de San Miquel para finalizar nuestra pequeña visita. Fotos AQUÍ.
El sábado 19 cruzamos el Noguera-Ribagorzana para adentrarnos en Aragón hasta Bonansa y su privilegiado entorno natural. Se inicia el recorrido siguiendo el GR-15 para ascender al puerto de Bonansa y pasar de nuevo por el río Isábena. Además de un extenso pinar en la parte superior, es el boj nuestro continuo acompañante. Subimos hasta Alins que es un estupendo mirador hacia el Pirineo que conserva las últimas nieves. Tras un descanso, abandonamos la localidad para dirigirnos hacia el lugar donde el río Blanco une su caudal con el Isábena. Nosotros tenemos que dirigirnos hacia el angosto desfiladero de Obarra por el llamado Camino de la Croqueta. La estrechez del camino nos obliga a prestarle toda la atención aunque de vez en cuando podamos disfrutar del entorno. Caminamos dentro de un bosque, a media ladera, donde el río Isábena se abre paso entre paredes verticales. Termina el camino en la solitaria Ballábriga para descender hasta el Monasterio de Obarra. Fotos AQUÍ.
El domingo amaneció con lluvias y volvimos a Aragón buscando la localidad de Serraduy. Sería la climatología la que marcara la jornada. De momento caminamos en dirección a Puebla de Roda. Es un agradable paseo junto al río por una ruta geológica. En este caso las peculiares características de esta zona son las que incomodan nuestro caminar. Esta arenisca tan estudiada se pega a nuestras botas y nos dificulta bastante el paso. Llegamos a Puebla de Roda y, tras un refrigerio, decidimos subir hasta Roda de Isábena en bus. Es tiempo de comer y de admirar las incontables bellezas de esta localidad. Es una lástima que no podamos gozar de sus fantásticas vistas. Ya por la tarde la lluvia nos da una pequeña tregua y un pequeño grupo podemos bajar por una senda entre campos de cultivo y algunas granjas hasta el río. Fotos AQUÍ.
Para el último día nos quedaba el Valle de Boí; lugar idílico donde, además de admirar el paisaje, podemos contemplar la plenitud del románico lombardo considerado patrimonio de la humanidad. Comenzamos el recorrido en el Plá de la Ermita para acercarnos a Sant Quize de Taull. Pequeña iglesia de una nave, con ábside semicircular, del siglo XII. Destaca sobretodo su situación en un altozano dominante sobre el enclave de Taull. Hacia allí nos dirigimos para admirar sus dos joyas: las iglesias de Santa María y de Sant Climent. Cada una de ellas es motivo suficiente para acercarnos a esta parte de la Alta Ribagorça. Seguimos nuestro caminar por el valle para llegar a la iglesia de Sant Joan de Boí. Tras la visita a su interior descendemos hasta el río Noguera de Tor para subir hasta Erill la Vall. Esta tranquila localidad posee una de las más bellas iglesias del valle consagrada a Santa Eulalia. Su torre campanario y el conjunto que forma junto al cementerio son admirables; en su interior destaca el retablo policromado del Descendimiento. Ya nos quedaba llegar a Barruera para disfrutar de la iglesia de Sant Feliu, comer y emprender el viaje de vuelta. Fotos AQUÍ.
En esta ocasión la pareja de bastones telescópicos de DEPORTES ALVARADO fueron para Encarna B. Seguro que los disfrutará.
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