Un nuevo fin de semana en la Tinença de Benifassà; en las tierras propiedad del monasterio cisterciense de Santa María de Benifassà. Un par de días caminando por estas montañas solitarias y de duro clima. Disfrutando de la eclosión de la primavera y de estos pueblos donde no llegó el crecimiento especulativo ni el deterioro paisajístico. Y, por supuesto, aprovechándonos de Casa Manolo y su excelente acogida. En las dos excursiones tuvimos la oportunidad de caminar por dos vertientes hidrográficas diferenciadas. La central con las vertientes hacia el Matarraña y, finalmente, al río Ebro; la zona sur con aguas que alimentan el río Senia.
El sábado partimos de Castell de Cabres (1.134m) con el cielo cubierto y viento del noroeste que nos helaba las ideas. Por una senda zigzagueante bajamos al barranco de la Rambleta (punto más bajo del recorrido a 950m), para comenzar la subida más fuerte del día que nos llevaría a la ermita de Sant Cristòfol (1.248m). Pese al viento fuimos avanzando por la zona de mayor altitud hasta que divisamos la ermita de Sant Jaume que nos anunciaba la proximidad de Coratxà que con sus 1.239m es el de mayor altitud de la Tinença. Pudimos descansar un rato, comer y, algunas, dormir la siesta al sol. Desde aquí teníamos un agradable paseo inmersos en un bosque con abundancia de boj que da nombre a la localidad de El Boixar (1.104m). Fotos de Ramón AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.
El domingo tuvimos una ruta a menor cota que hizo que el fuerte viento no nos afectase tanto e hiciera más placentero el recorrido. Salimos de la Pobla de Benifassà (701m) a través de sus angostas calles hacia el barranco de Bel. Tomamos un camino entre bancales con dirección a levante hacia el bosque que conduce al pie de la población de El Bellestar (715m). Hay que rodear la población hacia el oeste por un antiguo camino empedrado que llega a la zona de Les Vinyes y que asciende rápidamente hasta las primeras casas. Dimos una vuelta, contemplamos sus cuidadas viviendas de fachadas restauradas y nos deleitamos con su recoleta plaza frente a la iglesia. Salimos en dirección a la zona de los estrechos y La Morranda para llegar al lecho del ahora llamado riu Verd (más tarde llamado Sénia) que nos llevará entre paredes rocosas hasta el Forn del Vidre. Aprovechamos el lugar para comer y reponer fuerzas. Desde aquí buscamos la cola del Embassament d'Ulldecona para contemplar sus aguas; primero por un cómodo camino y más tarde por una estrecha senda que nos sacará los colores a más de uno. Finalmente avituallamiento líquido y sólido en las instalaciones del Molí l'Abad y viaje de vuelta a casa. Fotos de Ramón AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.
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