lunes, 29 de enero de 2018

CHELVA - CALLES

La tan esperada lluvia hizo su aparición el pasado fin de semana. Está claro que resulta incómoda y hace que mucha gente prefiera quedarse en casita o por lo menos no realizar actividades al aire libre. Los vascos dicen que salen al monte "aunque haga sol". Nosotros tenemos un espíritu más mediterráneo y teniendo tantas horas de sol... Pese a todo el agua de transforma completamente nuestra percepción de la naturaleza. La roca caliza adquiere tonalidades diferentes y más contrastadas. El acueducto de la Peña Cortada resaltaba sobre el fondo verde del barrando de la Cueva del Gato. La luz reflejada en las miles de gotas que llenan ramas y acículas de los pinos hace resaltar muy diversos matices. 

Salimos de Chelva por el camino situado entre la centenaria plaza de toros y el cementerio. Rodeamos la loma donde se sitúa La Torrecilla; antiguo punto de vigilancia del valle mantenido por las diversas culturas que se han ido sucediendo en estas tierras. Entre campos de secano llegamos al barranco de Alcotas. Estamos muy cerca de su encuentro con el barranco de la Cueva del Gato. Para salvar este último, los romanos construyeron un acueducto de tres arcos por el que llegaba el agua. Sería interesante que se construyera una pasarela para liberar al monumento del paso de excursionistas y visitantes. Además evitaría alguna posible caída. Nadie imaginaría que se pudiera escalar por el acueducto de Segovia. Tenemos que cuidar nuestro patrimonio o no tendremos nada que legar a futuras generaciones.

Cruzado el barranco llega la parte más espectacular del recorrido. Pasamos por la Peña Cortada y caminamos por la misma acequia que construyeron nuestros antepasados. En algunos momentos al aire libre, en otros en el interior de túneles horadados en la roca. Unos con ventanas y otros más oscuros. Es de agradecer las pasarelas de madera colocadas en algunos de ellos. Debido a la climatología algo adversa, tomamos el camino que desciende hacia la rambla de Alcotas. El camino serpentea entre pinos y es muy agradable parar a observar como se van juntando las paredes del barranco. Poco a poco nuestro camino va en busca de lugares más abiertos. Con cierta alegría vemos que los barrancos subsidiarios del principal van aportando un agua necesaria y ansiada. Una vez en la Ermita de Santa Quiteria, cerca de Calles, solo nos queda llegar al bus con más agua de la esperada inicialmente. 

Decidimos que era un buen momento para volver a Chelva, disfrutar de su gastronomía y, por supuesto, de sus barrios de estrechas callejuelas, pasadizos llenos de misterio y extraordinarios edificios principales. Aunque hay algunas viviendas en venta, fruto de la reciente crisis, Chelva no está en venta, está más viva que nunca!!! No faltó nuestro sorteo de bastones con que nos obsequia DEPORTES ALVARADO en cada excursión.

Fotos de Ramón AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.

TERUEL 2018

En esta ocasión, la periodista Amparo Ferrando ha querido compartir con nosotros sus vivencias de los tres días que estuvimos Sendeando por Teruel.

Fin de semana en Teruel. Del 20 al 22 de enero de 2018

Con una climatología demasiado benevolente para el mes de enero comenzamos el sábado 20 la primera escapada de Sendeando temporada 2018 en la provincia de Teruel, con parada en el popular pueblo de Albarracín. Tras una leve incursión por sus empinadas y empedradas calles iniciamos la ruta saliendo de sus murallas hacia el punto más alto, en la Torre del Andador, del siglo X, y bordeando la ladera hicimos el recorrido fluvial en torno al río Guadalaviar. El recorrido por la Rambla de Capalana tuvo todo el encanto, repleto de bellísimos ejemplares de sabinas y pinos, las rapaces que nos sobrevolaban y la riqueza paisajística. Tras el receso para el almuerzo continuamos hasta Royuela donde replegamos velas y pusimos rumbo a la capital para instalarnos en el hotel Mudayyan, muy agradable, acogedor y práctico para moverse luego por la ciudad a la vuelta de las rutas. Fotos de Sendeando AQUÍ.

El domingo mantuvimos la buena marcha y nos dirigimos al Centro de Interpretación de Donarque, que pese a su horario anunciado estuvo cerrado todo el día. No nos hicieron falta sus explicaciones, nos imbuimos por nuestro propio pie y con las buenas indicaciones de nuestros guías en el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, con un sendero precioso de constante pero agradable subida entre pinos silvestres, llamados pi roig en catalán. Poco a poco nos fuimos encontrando en medio de un entorno de cuento, como si la vetusta Morla nos fuera a saludar por el camino, con conjuntos rocosos sorprendentes y miradores espectaculares sobre toda la sierra de Albarracín. En ellos dimos buena cuenta de las consiguientes fotos de grupo, contra el viento que, por supuesto, no pudo con nosotros.

Todo el fin de semana pero este día especialmente era llamativo el regocijo con el que todos caminábamos, por parejas, en pequeños grupos o a ratos en solitario, algunas conversaciones puntuales pero sobre todo observando con los ojos bien abiertos un paraje que resultaba casi secreto, con una energía muy especial y que parecía reservarse solo para nosotros. La parada para comer al sol sobre las rocas y a la vez con vistas al todo fue también de lo más gustoso, y continuamos con ganas de más hasta el autobús que nos esperaba en el punto inicial. Fotos de Sendeando AQUÍ.

El lunes rematamos la escapada subiendo hasta Frías de Albarracín, a 1500 m de altitud, para hacer una ruta suave primero en altiplano y luego metiéndonos entre más pinares frondosísimos, tejos y con mucho hielo en la umbría. Retamos a nuestro vértigo en la travesía por el cañón de los Arcos, bordeando el río Blanco en sucesivas pasarelas y acompañados por cantidad de buitres que nos oteaban con superioridad, hasta llegar a Calomarde donde nos recogió el autobús. La comida en el Asador Albarracín puso la guinda a un fin de semana intenso y muy enriquecedor.  Fotos de Sendeando AQUÍ

También tenemos un pequeño resumen de las muchas y buenas fotos que hizo Emili Barberá AQUÍ

lunes, 15 de enero de 2018

MOLINOS DE ARES DEL MAESTRAT

Molino de la Roca
Comenzamos la serie de Paisajes de Sendeando de 2018 con una visita a la comarca del Alt Maestrat. El Barranc dels Molins d'Ares del Maestrat posee, además de un alto valor paisajístico, una gran importancia en el aprovechamiento del agua y, por tanto, una gran sostenibilidad medioambiental. Para poder situarnos mejor en el contexto geográfico de la excursión, pensamos que subir a la Mola sería muy interesante. A vista de pájaro podemos ubicar la población, con sus casas adosadas a la mola del Castell o asomadas al vacío. Al fondo el mar mediterráneo, más cerca el Penyagolosa (amb la seua testa plena de neu, como dijo el poeta), entre nubes Morella,... Una satisfacción poder identificar cada día más hitos de nuestra geografía.

Vistas las vistas, tomamos rumbo hacia el pequeño bosque de carrascas donde se sitúa la Nevera y, al pie del camino, la Font dels Regatxols. Desde el Pou de Neu, con la casa del nevater en la parte superior, el sendero serpentea hacia la fuente, un pequeño refugio y el antiguo lavadero. De vuelta a Ares callejeamos un poco antes de comenzar el descenso por el Barranc dels Molins. Nos acercamos a el Salt y vemos la boca del Cup que alimenta al Molí de la Roca. Allí nos espera Fernando, guía del municipio y descendiente de molineros. Visitamos su interior y atendemos las explicaciones del primer molino de la red. Dicen que "agua pasada no mueve molino". En este caso nos solo mueve dos, tres,... hasta cinco molinos llegó a mover el agua procedente de la Font dels Regatxols y las subterráneas que afloran en este barranco antes de abastecer la Rambla Carbonera.

Continuamos recorriendo el sendero entre muros de pedra en sec, bosquetes de carrascas y alguna pequeña pinada. Las indicaciones de nuestro guía nos sumergen en la dura vida de los molineros, sus familias y la gente del Maestrat. Tiempos donde se llegaron a precintar las muelas y prohibido su uso. Donde la autoridad era más conocida por sus abusos que por velar por sus vecinos. Pasamos primero junto al Molinet y, más tarde, por el Molí de Dalt con la balsa triangular.  El siguiente es el Molí de la Bassa Rodona con su dintel de 1760. Terminamos en el Moli del Sol de Costa con un acueducto de 36m de largo. El último en abandonarse y convertido en museo donde podemos disfrutar de dos audiovisuales sobre los molinos y los molineros. Despedimos a nuestro guía y continuamos nuestro recorrido ya junto a la Rambla Carbonera hasta las casas de La Montalbana, punto final de nuestra excursión.

También en 2018 seguimos con nuestro sorteo de bastones obsequio de DEPORTES ALVARADO. En esta ocasión la suerte recayó en Irene que ya tenía ganas de renovar los suyos. Enhorabuena

Fotos de Ramón AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.