lunes, 23 de abril de 2018

PINO MORO VALDELINARES


Nueva edición de Paisajes Sendeando; nuestro encuentro mensual con el aprendizaje de la riqueza que poseen nuestros montes y la vida que se desarrolla en este entorno privilegiado. En esta ocasión era el pino negro o moro (Pinus Unciata) el gran protagonista y su declaración como arboleda singular por el gobierno de Aragón. De la mano de David, nuestro experto de cabecera, fuimos conociendo los diferentes tipos de pinos que se dan en nuestras latitudes y las especies que viven junto a este tipo de bosques. También pudimos ver antiguas masías que continúan en explotación, caminamos por las antiguas vías de la trashumancia entre muros de piedra en seco y contemplamos el rico patrimonio arquitectónico de estas poblaciones de la Sierra de Gúdar. Tierras hermanas por proximidad y por los muchos lazos que se han ido creando a lo largo de la historia más o menos reciente.

Fue otra de las excursiones de las cuatro estaciones. Salimos pisando nieve en la estación de Valdelinares, llovió cuando bajábamos hacia la Fuente de la Chaparrilla, pasamos algo de calor en el valle y el río Alcalá nos refrescó en este día primaveral. Pudimos también disfrutar de sus edificios cargados de historia. El Santuario de la Virgen de la Vega o del Espino (s. XVIII) y las pinturas murales de la bóveda nos acompañaron a la hora del almuerzo. Comimos junto a la Ermita de San Antón, cercana a las ermitas de San Roque y de Nuestra Señora del Loreto, en las afueras de Alcalá de la Selva. Terminamos en el Humilladero; ese peirón cubierto por un baldaquino que le da un aspecto extraño. Finalmente pudimos recorrer las calles de Mora de Rubielos.

Fotos de Ramón AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.

En esta ocasión fue Cristina A. la afortunada en el sorteo de los bastones telescópicos obsequio de DEPORTES ALVARADO. Sin palabras nos dejó.

lunes, 16 de abril de 2018

EL MONTCABRER


En el siglo XV el ermitaño Pedro Juan Escuder vivió en la ermita de San Cristòfol, punto de partida de nuestra excursión. Era famoso por sus profecías y seguro que tenía muy claro que el día de ayer iba a ser una jornada casi perfecta para disfrutar de la Serra Mariola y su cumbre principal, el Montcabrer (1.390m). El camino de ascenso por les Huit Piletes, el clásico desde Cocentaina, esexigente pero muy variados. A tramos bucólicos junto a las diferentes fuentes suceden pasos donde hay que ayudarse de las manos. A rincones perfectos para descansar de una manera relajada le siguen miradores de vértigo sobre el valle; con vistas excepcionales desde Aitana al Benicadell.

El Mas de Llópis reúne muchas de estas características; un lugar idílico desde el que observar la naturaleza, pero duro para la vida cotidiana. Allí hicimos una parada para reponer fuerzas y gozar de la buena visibilidad existente. Ya nos quedaba muy poco hasta tomar la parte final de la ascensión y poder disfrutar del techo de la Serra de Mariola. Merece la pena el esfuerzo realizado. La idea era comer en el Mas del Racó Llobet, un sitio tranquilo y al abrigo del cordal del Teix. Apetecía quedarse un buen rato más, pero teníamos que continuar. La bajada hasta Muro es larga. El sendero junto al Barranc de la Crebantá está en perfectas condiciones. Es exigente, pero se encuentra bastante más limpio que en otras ocasiones. Al final rato para refrescarnos y poder charlar sobre lo divino y lo humano. Fotos de Sendeando AQUÍ.

En el sorteo de los bastones obsequio de DEPORTES ALVARADO fue, otra vez, Vicente M. el agraciado. Lo de “otra vez” son palabras textuales. Seguro que les dará mucha caña.