miércoles, 18 de noviembre de 2015

CUENCA

La Serranía de Cuenca es un interesante territorio que merece ser visitado más concienzudamente. En esta primera aproximación comenzamos por Uña, en la Serranía Media. Esta población está situada entre el río Júcar y la Laguna. En realidad la Laguna de Uña es el resultado del aporte de aguas de los canales del embalse de la Toba y del río Rincón. Fue creada artificialmente para depósito de agua y piscifactoría. En cualquier caso, su situación al pie de Cerro Candalar aporta al paraje una sensación de tranquilidad que contrasta con los cortados producto de la erosión milenaria.

Comenzamos la excursión junto a la piscifactoría para comenzar la subida por el Escalerón. El camino asciende entre sinuosas lazadas hacia la parte alta de la sierra. Al llegar a la parte alta solo tenemos que pasear por la pista y disfrutar de las espectaculares vistas que se nos ofrecen a nuestra izquierda. Cruzamos algún barranco, nos adentramos en el pinar, paramos en alguno de los miradores, seguimos caminando,... ¡Qué buena vida! Para bajar hacia Uña nos queda la parte más emocionante del recorrido, la Raya. Este camino aprovecha las caprichosas formas que la naturaleza ha ido realizando para atravesar los cortados y facilitarnos el descenso hacia la laguna. Es el momento de reponer fuerzas antes de terminar el recorrido.

Fotos de Ramón AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.

En el desplazamiento a Las Majadas hicimos una parada en el lugar conocido como El Ventano del Diablo. Es un mirador excavado en la roca con vistas hacia el río Júcar. Cuenta la leyenda que fue realizado por el diablo para atraer a los visitantes. Estos quedaban prendados por las vistas hasta tropezar y caer al abismo. Actualmente una oportuna barandilla hace más difícil la caída pero las vistas siguen siendo impresionantes. Fotos de Ramón AQUÍ.

Seguimos camino hacia Las Majadas para realizar un interesante recorrido por Los Callejones. Es uno de los lugares más relevantes de La Serranía de Cuenca. Estas rocas, llamadas dolomías, están formadas por carbonato cálcico magnésico y son solubles al agua.  El agua circula por la rocas y va formando una serie de surcos alargados. A medida que continúa este proceso, estos surcos se van ensanchando formando pasillos y callejones. Al final del proceso estos callejones se ensanchan formando plazas y laberintos singulares. Nuestro paseo consistió en ir recorriendo estas formaciones siguiendo un itinerario señalizado. Pudimos transitar por estrechos callejones y rodear estas formas caprichosas imaginando figuras conocidas.

Fotos de Ramón AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.

Para el domingo teníamos preparado un recorrido que combina el espacio natural y urbano de la siempre espectacular ciudad de Cuenca, Patrimonio de la Humanidad. Desde el hotel nos dirigimos a la Junta, lugar donde se unen las aguas del Júcar y del Huécar. Caminamos a los pies de la ciudad y por un camino construido sobre las aguas del río hasta cruzarlo por una pasarela. Comenzamos la subida por el Camino de San Julián. Estamos en la parte alta de la hoz sin perder de vista la ciudad que tenemos situada al otro lado del río. El sendero va ganando altitud y alterna zonas despejadas y zonas de pinar. Llegamos a la ermita de San Julián el Tranquilo, Patrón de Cuenca. Una vertiginosa bajada nos lleva a la orilla del Júcar que cruzamos por otra pasarela en el lugar conocido como las Grajas. 

Cuenca es la pasión del vértigo (F. Muelas)
Situados en la vertiente izquierda del río iniciamos el regreso a la ciudad. Primero lo hacemos al nivel de las aguas hasta el paraje de San Juan de la Ribera, donde iniciamos una corta pero intensa subida. Seguimos en la misma dirección pero las vistas cambian. Al poco tiempo llegamos a la Ermita de la Virgen de las Angustias. lugar muy querido por los conquenses. Desde aquí callejeamos para llegar a la Plaza Mayor donde destacan la Catedral y el Ayuntamiento. Tomamos la Ronda Julián Romero en dirección al Castillo. Hacemos una parada para admirar la antigua Posada de San José antes de llegar a la muralla. Pasamos por el lugar más estrecho de Cuenca donde podemos admirar las dos hoces; a nuestra derecha la del Huécar y a nuestra izquierda la del Júcar.

Tras un rato libre para descansar, refrescarnos y admirar las vistas, continuamos nuestra excursión. Desde el mirador podemos ver el Parador, el puente de San Pablo y las famosas Casas Colgadas. Nosotros bajamos por una estrecha senda hacia los restos de la antigua casa del poeta Federico Muelas. Ahora transitamos entre huertas hasta llegar a la calle Canónigos y adentrarnos en una ciudad de calles estrechas y silenciosas. Los turistas quedan arriba, junto a la Catedral, todos juntos para no perderse. Nosotros terminamos el viaje reunidos alrededor de las mesas del mesón el Roble. Brindamos por Cuenca, por los excepcionales guías Ramón  y Tere y, por supuesto, por nosotr@s.

Fotos de Ramón AQUÍ y de Sendeando AQUÍ.

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