lunes, 16 de abril de 2018

EL MONTCABRER


En el siglo XV el ermitaño Pedro Juan Escuder vivió en la ermita de San Cristòfol, punto de partida de nuestra excursión. Era famoso por sus profecías y seguro que tenía muy claro que el día de ayer iba a ser una jornada casi perfecta para disfrutar de la Serra Mariola y su cumbre principal, el Montcabrer (1.390m). El camino de ascenso por les Huit Piletes, el clásico desde Cocentaina, esexigente pero muy variados. A tramos bucólicos junto a las diferentes fuentes suceden pasos donde hay que ayudarse de las manos. A rincones perfectos para descansar de una manera relajada le siguen miradores de vértigo sobre el valle; con vistas excepcionales desde Aitana al Benicadell.

El Mas de Llópis reúne muchas de estas características; un lugar idílico desde el que observar la naturaleza, pero duro para la vida cotidiana. Allí hicimos una parada para reponer fuerzas y gozar de la buena visibilidad existente. Ya nos quedaba muy poco hasta tomar la parte final de la ascensión y poder disfrutar del techo de la Serra de Mariola. Merece la pena el esfuerzo realizado. La idea era comer en el Mas del Racó Llobet, un sitio tranquilo y al abrigo del cordal del Teix. Apetecía quedarse un buen rato más, pero teníamos que continuar. La bajada hasta Muro es larga. El sendero junto al Barranc de la Crebantá está en perfectas condiciones. Es exigente, pero se encuentra bastante más limpio que en otras ocasiones. Al final rato para refrescarnos y poder charlar sobre lo divino y lo humano. Fotos de Sendeando AQUÍ.

En el sorteo de los bastones obsequio de DEPORTES ALVARADO fue, otra vez, Vicente M. el agraciado. Lo de “otra vez” son palabras textuales. Seguro que les dará mucha caña.

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