Uno de los muchos rincones a destacar de la Marina Alta es
la Serra de la Foradada y los valles que la rodean. Al Sur la Vall d’Alcalà con
sus núcleos de población de Beniaia y Alcalà de la Jovada. Cuna de Al-Azraq (el
blau); el valenciano de los ojos azules. Coetáneo de Jaume I y grandes
aficionados a firmar tratados que nunca cumplirían. Era la diplomacia de la época.
Por el despoblado morisco de l’Adzuvieta todavía se puede percibir como vivían
nuestros antepasados. Esos valencianos que tuvieron que abandonar sus tierras
por la envidia y la religión. De la administración “de poniente” nunca no llega
nada bueno.
El sendero hasta la Foradá es muy agradable y nos permite disfrutar
de un ambiente de montaña sin grandes esfuerzos. La panorámica hacia el norte
es esplendida gracias a un día ventoso y las lluvias de la tarde anterior. Seguimos
la cresta de la Sierra y llegamos al Corral del Moro y su acceso a la famosa
Coveta. Llegamos a la Era del Tío Camilo y tomamos el Camí del Passet de
Benissivà en la umbría. Un camino que nos permite admirar las paredes sobre las
que hemos caminado.
Tras parar a comer llegamos a los caminos que comunican las
tierras de cultivo de la Vall de la Gallinera. Abundan los cerezos; la mayoría
con el incipiente fruto asomando y algunos en flor. El invierno caluroso que
hemos sufrido ha hecho que lleguemos tarde al espectáculo de su floración. Pasamos
junto al lugar donde se ubicaba el convento de los Franciscanos marcado por el
ya famoso rayo de sol que atraviesa la Foradà dos veces al año. Cruzamos
Benitaia para finalizar la excursión en Benissivà.
Victoria se llevó los bastones que sorteamos gracias a la
colaboración de DEPORTES ALVARADO.
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