Ayer vi en la TV un anuncio que pretendía convencernos de las bondades de un producto de charcutería. Para ello situaba el relato en una familia vegetariana en el momento en el que uno de sus hijos, en el despertar de la adolescencia, quiere probar la carne. La familia se dirige, lentamente y en un viejo cacharro, a un centro comercial. Al llegar a la sección de charcutería el joven intenta coger un producto, su madre le retiene la mano y le ofrece otro (ya que lo haces prueba el mejor, pequeño). Una vez probado al joven le cambia el semblante y rechaza unas zanahorias que le ofrecen.
SENCILLAMENTE PATÉTICO. Además de utilizar tópicos que ya no se cree nadie: familia sucia, entorno desagradable, coche lento que estorba al resto, rechazo de la zanahoria porque ya decide, etc... Pretenden cargase una cultura como la de la alimentación vegetariana con un anuncio estúpido y, sin lugar a dudas, creado por un incompetente.
Yo no soy vegetariano y tampoco publicista, pero me asusta el momento creativo en el que nos encontramos. Las viviendas las diseñan los promotores, no los arquitectos; las campañas publicitarias los ejecutivos, no los publicistas..... Es curioso que seamos capaces de crear campañas publicitarias tan ingeniosas como, por ejemplo, "Papá, por qué somos del Atleti?..." y al mismo tiempo caer en lo más zafio. Me temo que la respuesta está, como siempre, en los clásicos: Poderoso caballero es don dinero...
Hablando de cosas más serias, hoy tanda de ejercicios de escaleras y un rodajito de 30'.
El libro recomendado de hoy:
Relatos de Rudyard Kipling. Editorial Acantilado.
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