lunes, 7 de septiembre de 2009

Tuc de Molières o Tuca de Mulleres (3.010 m)




....... Y Marián consiguió su primer tres mil.

El pasado fin de semana hicimos un viaje rápido a Pirineos. El viernes por la tarde salimos de Valencia para dormir en el refugio de Conangles situado cerca de la boca sur del túnel de Vielha. Después de cenar en el Pont de Suert, llegamos al refugio con el tiempo justo para registrarnos y subir a la habitación.

A las 6:00 sonó el despertador y, después del desayuno, nos dirigimos al aparcamiento que hay junto al acceso del túnel viejo (1.620m). Quince minutos después de la siete iniciamos la marcha a través del Valle de Mulleres. Siempre con el río a nuestra izquierda, recorrimos la primera parte con unas aguas en calma a consecuencia de la nula pendiente. Este recorrido nos va a permitir llegar hasta el nacimiento del río Noguera Ribagorzana.

En realidad el itinerario es una sucesión de planos escalonados que hay que ir salvando por zonas de fuerte desnivel con algunas trepadas cortas. Las dos primeras coinciden con dos cascadas de agua que se salvan la primera por un bonito sendero entre árboles (haya, abedul, ...) y la segunda, de mayor desnivel, a través de una pequeña canal de roca bastante húmeda. Para llegar a la tercera cascada hay que atravesar una zona de canchal marcada con hitos de piedra que hay que seguir "a sentimiento". Una vez en la base encontramos a nuestra derecha un sendero bastante descompuesto que ayuda a salvar el desnivel.

Una vez en la parte superior (2.300m), se abre a nuestros ojos la parte superior del valle con el murallón del Moliéres al fondo, el antiguo refugio metálico y los cuatro lagos. En mi anterior visita a este pico (junio de 2002) esta zona aparecía cubierta de nieve y el tránsito era bastante cómodo. En esta época la nieve brilla por su ausencia y es un verdadero pedregal que hay que atravesar con mucha paciencia.

Después de reponer fuerzas junto al refugio (2.360m) proseguimos la marcha en dirección W junto a los cuatro "Estanhòts de Molières". Al llegar al último de ellos (2.450m) llegamos al tramo final de la subida. Para llegar al collado hay que tomar un sendero en dirección norte que salva, en sucesivas lazadas, el fuerte desnivel. En este punto solo nos quedará una trepada algo expuesta para acceder al Coret (colladito) de Molières (2.975m). A partir de aquí hay que seguir la cresta hasta alcanzar la cima a 3.010m de altura. Han pasado casi seis horas desde que comenzamos a caminar pero el espectáculo es impresionante.

Al Este contemplamos toda la subida que acabamos de realizar y, al fondo, la práctica totalidad de los grandes picos de Aigüestortes (Besiberris, ...). Al Norte se aprecia perfectamente el cambio a un clima atlántico. Se adivinan los valles que hay debajo del mar de nubes que todavía permanece a estas horas del mediodía. Al Oeste los grandes picos Rusell, Malditos, Aneto,... Los verdaderos gigantes del Pirineo. Desde nuestra privilegiada posición asistimos a la degradación constante de lo que fueron zonas de glaciar actualmente en constante regresión. Al Sur se aprecia la zona de Salenques. Fotos aquí.

Después de descansar y disfrutar de las vistas, acometimos el descenso por la misma ruta. Una vez en el coche nos dirigimos al Vielha donde teníamos reservado el alojamiento. Buenísima elección ya que estuvimos muy a gusto aunque no pudimos disfrutar de los servicios que nos ofrecía (otra vez será). La mañana del domingo la reservamos a pasear por Vielha y al mediodía volver a casa. Sin duda un fin de semana bien aprovechado.

Marián, la protagonista de la ascensión, dice:
"La idea de subir un 3.000 en Pirineos (para mí el primero), surgió por mi parte para estrenar las botas de goretex-Salomón que adquirí recientemente y me apetecía intentarlo, y tengo que reconocer que me gustó mucho hacerlo; me pareció realmente dura la ascensión pero fué espectacular y muy emocionante llegar a la cima y ver que estábamos rodeados de montañas y valles por debajo de nosotros con una claridad impresionante. Tuvimos mucha suerte por el tiempo que hizo, ya que no hubieron nubes y el sol nos acompañó todo el día, y eso era fundamental tenerlo en Pirineos ya que nos costó 12 horas hacerlo, incluidas las paradas, debido a mi novatería. Emilio tuvo paciencia conmigo pues el ritmo de subida, sobre todo al final, era lenta y hasta me temblaban las piernas en el útimo tramo pues el collado previo a la cima era de vértigo. El valle, además, si no se quiere subir, es precioso para caminar entre bosques junto al río que corre.
Algunas consecuencias de la aventura fueron: la aparición de agujetas durante 3 días en las piernas (uff, ¡cómo dolían para bajar escaleras!!!, ya no me acordaba), algun claroscuro en las uñas de los dedos gordos de los pies (debido a la larga bajada llena de piedras), ¡ah! y mi crítica a Movistar que durante doce horas no tuvimos cobertura y no pudimos estar en contacto con el mundo (¡anda que si llega a pasar algo!!!!)...por lo demás fenomenal, esperando repetir cualquier día de éstos."

La imagen del inicio con el mapa del recorrido pertenece al libro de Domingo Pliego y Miguel Amengual: ASCENSIONES POR EL ALTO PIRINEO II". Editado por Desnivel en Junio 1996.

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